jueves, 29 de marzo de 2012

"No hay mal que por bien no venga"





La crisis económica que afecta tan fuertemente a los países occidentales, parece que va a tener una consecuencia positiva. Entre las medidas que habrá que hacer para salir de la crisis económica parece necesario un cambio de una medicina curativa a una medicina preventiva. En los próximos años, dado el alto grado de envejecimiento de las poblaciones de los países occidentales se incrementarán tanto la tasa de enfermedades crónicas que sería necesario que entre el 25% y 30% del producto interior bruto (PBI) de estos países se destinaran a combatir las enfermedades de la población, tal como apunta Carlos Cordón-Cardó, director del departamento de patología del hospital Monte Sinaí, en una entrevista publicada en el periódico “La Nueva España” del 12 de Marzo de 2012.

Esto sería del todo insostenible para las economías, por lo que parece que no nos va a quedar otra que potenciar la salud con una serie de medidas como lel desarrollo de los hábitos saludables, diagnósticos precoces y un seguimiento adecuado de las enfermedades, evitando que la enfermedad llegue a tal punto que sean necesarios la aplicación de medicamentos, métodos y técnicas agresivos y muy costosos.

Este cambio por el que se venían pronunciando desde hace tiempo sectores de la sociedad, (incluidos muchos médicos), parece ahora inevitable. De ahí que en este caso se cumpla lo del refrán “No hay mal que por bien no venga” y tal vez, ¡quién sabe!, nos encontremos en sociedades que como la del Tibet en la que la gente paga a los médicos mientras están sanos y dejan de pagarles cuando están enfermos, porque entienden que lo que hay que hacer es preservar el estado de salud (mediante métodos preventivos y/o medicinas no agresivas*) y no tanto esperar a que la enfermedad se produzca para curarla.

*Los residuos metabólicos de los medicamentos pueden provocar efectos secundarios en las personas que los usan.

¿Y qué tiene que ver esto con el medio ambiente?, pues mucho, porque la producción de muchos medicamentos, es además de muy costosa, altamente contaminante, y por otro lado s los excedentes son difíciles de destruir y sus residuos pueden afectar gravemente a los ecosistemas.

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